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sábado, 21 de agosto de 2010

Para conocer a Sartori

Publicado en Gaceta Universidad, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
No. 134, mayo de 2010, p. 24
 
Uno de los politólogos y analistas sociales más reconocidos en el mundo es el italiano Giovanni Sartori. Su pensamiento, no ajeno a la polémica, gira en torno al concepto de la democracia, tema de su primera obra: Democrazia e Definizioni, publicada en 1957, y presente en el resto de sus libros, incluido el más conocido entre la clase estudiantil universitaria: Homo videns. La sociedad teledirigida.

El pensamiento de Sartori ha motivado a un grupo de intelectuales del más alto nivel internacional a ofrecer, a través de la Dirección de Fomento Editorial de la BUAP, un texto que en su mismo nombre lleva su objetivo: Para leer a Sartori.

Coordinada por el maestro José Ramón López Rubí Calderón, académico de esta Casa de Estudios y director de la revista académica Estudios de Política y Sociedad, la obra tiene la intención de ser un texto que prepara al lector para adentrarse en la obra de Sartori.

Son nueve capítulos que corresponden a la colaboración de nueve estudiosos de la Ciencia Política desde la perspectiva de Sartori, uno de cuyos artículos cierra este libro.

Con una disertación sobre la viabilidad de la ciencia política y la importancia de Giovanni Sartori en el pensamiento político el siglo XX abre el libro el maestro López Rubí Calderón.

Sobre la democracia en las obras de este pensador italiano habla Jesús Silva Herzog Márquez,en tanto que Gianfranco Pasquino, alumno de Sartori, hace un recuento de las contribuciones de su maestro a la ciencia política.

Académico de la Universidad de Barcelona, Josep María Reniú muestra la incidencia del pensamiento de Sartori en los partidos políticos; tema que continúa el profesor emérito de la Universidad de Heidelberg, Dieter Nohlen; en tanto que Hosé Antonio Aguilar Rivera enfrenta el tema de la multiculturalidad en el pensamiento sartoriano.

Dos artículos analizan Homo Videns: el de Ignaci Pérez, de la Universidad de Barcelona, y Tomás Linn, profesor de periodismo en la Universidad Católica de Uruguay; mientras José Luis Lezama de la Torre, del Colegio de México, muestra la postura de Sartori frente a la cuestión ambiental.

Para leer a Sartori, es un libro que ofrece al lector, entre otros beneficios, acercarlo a los principales temas que Giovanni Sartori aborda en sus libros, brindarle a quines por primera vez se adentran en el pensamiento de este científico italiano una visión introductoria y reunir en un libro a intelectuales de primer nivel internacional, bajo los auspicios de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

LÓPEZ RUBÍ CALERÓN, José Ramón (2009) (coord.): Para leer a Sartori. México: Benemérita Universida Autónoma de Puebla.

sábado, 14 de agosto de 2010

Para lo que sirve el libro del Bicentenario


Por Heriberto Yépez
¿Ya llegó a su casa el libro del Bicentenario? Este 2010, el gobierno decidió que el cartero le entregue Viaje por la historia de México, de Luis González, con 213 entradas de ciudades, mitos y retratos, desde Pacal hasta Díaz Ordaz.

Tiraje: 25 millones. Por su formato, dimensiones y sus 65 páginas, parece una revista, una Vanidades con lentes de Elba Esther y ambiente de santoral.
 
Su título original (Álbum de historia de México) ilustra que este folleto oficial está a mitad de camino entre el gallardo libro de texto gratuito y las láminas escolares de antaño.

El álbum original —Clío, dirigida por Enrique Krauze, negoció los derechos para que el gobierno editara los millones de ejemplares—, desde un punto de vista historiográfico actual, obedece a una visión anacrónica: contar la historia de un país mediante un periódico mural de fichas, datos, poses y anécdotas.

Como toda obra postal, alberga memorables errores. Según el diseño visual, los primero mexicanos surgieron en Baja California, pues la imagen de “La época de los cazadores” corresponde a las recientes pinturas rupestres de la sierra de San Francisco. La obra también quiere convencernos de que San Felipe de Jesús se embarcó a la Nueva España cuando tenía seis años.

¿Qué tienen en común estas pifias? Que ven al mexicano como un ser menor de edad. Quizá por eso el presidente creyó que nos iba a poner contentos regalándonos un libro de estampitas.

A nadie en la SEP le pasó por la mente que el souvenir del Bicentenario debió ser, al menos, representativo del país que intenta colorear.

De las más de doscientas figuras prominentes, ¡sólo 5 son mujeres! La primera es una piedra (Coyolxauhqui) y la segunda, la reina de España (Isabel la Católica). Le sigue otra fémina religiosa ficticia (la Virgen de Guadalupe) y se termina con Sor Juana Inés de la Cruz y Josefa Ortiz de Dominguez, ambas recluidas en un convento.

Así que si alguien quisiera conocer a México a través de esta obra, concluiría que en México, las mujeres o no tenían la menor importancia en la construcción de la nación o, de plano, desaparecieron a principios del siglo XVIII, momento en el cual no vuelven a aparecer en el álbum patricio, patriarcal, patronal, paternalista, pétreo y patrio, que el gobierno de Calderón envió a todos los hogares mexicanos.

A la microhistoria de bronces de González la oficializaron; este libro-revista se volverá un recuerdo kitsch de la historia facial (con porte pagado) del desastre del 2010.

De la SEP no se puede esperar mucho. Pero ojalá hubiese remitido una obra útil o. si la idea era darnos Chichi con bustos heroicos, se hubiese agradecido que las estampitas del álbum gratuito hubiesen sido, al menos, desprendibles.

Publicado originalmente en Laberinto, Suplemento Cultural de Milenio, Sábado 07 de Agosto de 2010

lunes, 2 de agosto de 2010

Petru Cimpoeşu. Literatura de la confusión

Por Penélope Córdova
(Publicado originalmente en Laberinto, Suplemento Cultural de Milenio, sábado 17 de julio de 2010)

Transición es un eufemismo que se utiliza en los países que experimentaron el paso del comunismo soviético al capitalismo. Lo que en realidad significa es Confusión. A finales de los noventa, Rumania luchaba por ser un digno miembro de la Unión Europea; los rumanos comprendieron que debían comportarse a la altura, aunque sin saber exactamente cómo hacerlo. El escritor Petru Cimpoeşu (1952), considerado como uno de los mejores prosistas de su país, escogió a los inquilinos de un insulso bloque de viviendas en provincia para simbolizar el caos que reina desde esos años. Un santo en el ascensor (Ed. Intermon Oxfam-Icaria, 2007) utiliza irónicamente la figura de San Simeón Estilita quien, en el siglo V, rezó durante treinta y siete años en lo alto de una columna con el fin de alcanzar la bienaventuranza. En la ciudad de Bacau, calle de las Ovejas, el zapatero Simión, del primer piso, decide encerrarse en el ascensor y orar desde las cumbres de la octava plaza.
Así como Joseph Roth convirtió el Hotel Savoy (1924) junto con sus habitantes en una metáfora del cambio, de la pérdida asumida y de la búsqueda de un lugar en una realidad maltrecha, en el edificio de Un santo en el ascensor, Cimpoeşu despliega la crónica ficticia de una transición desequilibrada. Lo que en Roth es resignación e impotencia, en Cimpoeşu es ingenuidad y esperanza, acaso por ello resulte tan cómico. De aquel desajuste social e individual nació la leyenda negra de que “las cosas eran mejores con Ceausescu”. El capitalismo sirve de poco cuando, dice el escritor rumano, el poder económico está en manos de los antiguos comunistas y su aparato represor.
Da la impresión de que Cimpoeşu, al escribir sobre la tragedia de su país, se ríe a hurtadillas, maliciosamente. Un santo en el ascensor convierte el tono solemne y acusador de la literatura con fines sociales en un cómico desfile de hombres y mujeres absurdos en un mundo que no acaba de comprender porque la democracia les llegó con unas cuantas décadas de atraso y no saben qué hacer con ella. El lector también sonríe, no sin desconfianza, cuando se entera de los supuestos milagros y profecías de Simión, quien, con parábolas urbanas y profecías, alecciona a sus vecinos e interpreta el papel de guardián de consciencias. Sin embargo, la broma deja de serlo cuando uno se encuentra a sí mismo entre esos incautos inquilinos y cae en cuenta que, a pesar de no haber vivido tras un telón de acero, la propia situación no está muy lejana.
La confusión como condición del hombre del siglo XXI, abanderado de la democracia, la tolerancia y la libertad, es una constante oculta que revela las tres anteriores como falacias de un discurso político. Acaso sólo un milagro podría hacer de la libertad globalizada el paraíso prometido, pero si es verdad que el reino de los cielos está lleno de pobres de espíritu, tal vez convendría dejar de rezar. Esta novela, como el espejo de Stendhal, demuestra que, en realidad, los últimos serán siempre los últimos.