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lunes, 31 de octubre de 2011

XVIII Aniversario del Círculo de Estudios Lovecraft (CELOV)

Paco Echeverría[1] / Óclesis

Publicado en Suplemento Cultural Alebrije. No. 57 del 14 de Octubre de 2011, p. II.
   
Aquel viernes 20 de agosto de 1993, precisamente en el CIII Aniversario del natalicio de Howard Phillips Lovecraft, fue fundado el Círculo de Estudios Lovecraft (CELOV), siendo quizás la primera agrupación lovecraftiana en México y en América Latina. Y decimos “quizás” ya que actualmente existe una controversia en torno a cuál ha sido la asociación lovecraftiana más antigua, si el CELOV o el Círculo de Lovecraft Puebla A.C. (CLP), agrupación fundada un año después que nosotros, en 1994. Sin embargo, pese a que algunas tesis universitarias nos han citado a nosotros como la primera asociación lovecraftiana, esto resulta irrelevante cuando lo realmente importante es el camino que hemos forjado por medio del arduo trabajo por estudiar a un personaje tan extraordinario como lo es H.P. Lovecraft.
                Para la época en que fundamos el CELOV la atmósfera cultural en la ciudad de Puebla era prometedora, puesto que las transformaciones socioeconómicas y políticas producían cambios vertiginosos a nivel mundial que, por increíble que parezca, impactaban también en nuestro ámbito local, en nuestro microcosmos artístico, filosófico y literario.
                Gracias a esta especie de apertura cultural, poco a poco fuimos conformando cuadros de estudio encaminados hacia la literatura de terror, fantástica y de ciencia ficción; de 1993 al 2002 cuando la cultura Dark y el Gótico se asentó en nuestra ciudad de una manera más representativa, nos dedicamos a estudiar teorías de lo fantástico, a generar debates y charlas con alumnos y catedráticos de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP, principalmente con el Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica. Aquellas tardes mientras presentábamos algunas conferencias también repartíamos fanzines donde el vampirismo, el terror y la cultura underground hacían una interesante y motivadora amalgama.
                En el curso de estas actividades oímos hablar de la existencia de un grupo con intereses similares al nuestro llamado Círculo de Lovecraft Puebla A.C. (CLP), el cual era de corte más institucional dado que ya era una asociación civil; entablamos relación con ellos y en enero de 2003 decidimos fusionar ambas agrupaciones con la intención de crear un Frente Común Lovecraftiano, llegando al mutuo acuerdo de que toda actividad cultural, vínculo con agrupaciones literarias, eventos, publicaciones y propaganda correría a cargo del CELOV, pero bajo el rubro del CLP, debido a lo conveniente que resultaba para ambas partes que sobresaliera el carácter de Asociación Civil.
                El gozne entre nosotros y el CLP sería el Centro de Investigación y Estudios Lovecraftianos (CIEL), un espacio fundado en 2004 con el fin de recolectar, analizar y publicar toda información que tuviera que ver con la vida y obra de H.P. Lovecraft. Y aunque asociados simbióticamente, y pese a lo parecido de sus nombres, el CELOV y el CLP siempre tuvieron diferencias muy marcadas, pues mientras el CLP era más una especie de club de aficionados al margen de la acción, nosotros ya llevábamos diez años de ardua investigación, de organizar exposiciones, conferencias, mesas redondas en diversos espacios culturales y de la mano con colectivos culturales tales como Óclesis. Víctimas del Artificio, La Sangre de las Musas, Colectivo Minutero, Under Ediciones, la Red de Escritores, Fisura, Spider Dark, Vampiros de Moldavia y muchos más.
                El período 2003-2008 fue muy intenso, hicimos presentaciones culturales lovecraftianas en Casa del Escritor, en la Sala José Luis Rodríguez Alconedo de la Casa de Cultura, en el Colegio de Lingüística, en el Auditorio Elena Garro del Colegio de Filosofía, en Café Macondo, en Profética, en el Instituto Cultural Poblano, en el Centro Cultural Creciente, en Espacio Catorce de la BUAP, durante los Festivales Internacionales de Puebla organizados por el Gobierno del Estado y en centros culturales del Distrito Federal. A partir de 2005 comenzamos a publicar en la prensa local y sacamos a la luz nuestras revistas: Yuggoth, Ecos de R’lyeh y Arkhamus. En febrero de 2008 volvimos a reactivarnos en la actividad radiofónica al fundar el programa Los que vigilan desde el tiempo en la BUAP.
                Sin embargo la sociedad entre el CELOV y el CLP llegaría a su ruptura cuando en agosto de 2008 decidimos fundar las “Jornadas Lovecraftianas” y abordar las ideas sociopolíticas de Lovecraft, las cuales, habían péndulado de una radical simpatía juvenil hacia el fascismo al reconocimiento maduro por la doctrina de Karl Marx. Inesperadamente, la presidencia del CLP desde en una literal línea ortodoxa, conservadora e intolerante promovió toda especie de obstáculos institucionales y “expurgaciones” hacia las investigaciones del CELOV, negó nuestro acceso al programa de radio, trató de apropiarse de las Jornadas Lovecraftianas y creó una página web donde inventa una historia de “carácter panorámico” de seis épocas, en la que evidentemente su colaboración con el CELOV nunca la menciona.
                Ante tales atropellos, el CELOV no tuvo más remedio que separarse del CLP en 2009 y retomar nuevamente su propio camino siempre abierto, antiautoritario y con una organización lo más posible horizontalizada hacia la promoción y difusión de la cultura en Puebla; hemos publicado en el DF en una antología sobre Lovecraft y en la Revista de Vampirismo. Entre los camaradas fundadores, refundadores y colaboradores que ha la fecha nos siguen en este proyecto cabe mencionar a Alfredo Jiménez Hernández, José Antonio González Pérez, Carlos Camaleón, Hugo López Coronel, Paco Requena, Fátima García Zárate, Víctor Flores Anzaldo, Gustavo Valencia Jiménez, Nicholas Gutiérrez Pulido, Roberto Leyva, Ireri Ríos Lara, Erick Rodríguez, Claudia Cordero, Rubén Darío Zeleny, Gabriela Guevara, Marco Antonio Garista, Miguel Campos Quiroz, Venecia Romero Salgado, la “Licenciada” Liz, Víctor Hugo Abrego, Juan Carlos Pérez Castro, Guillermo Torres Martínez, Fernando Osorio Sánchez, y muchos más que con su apoyo incondicional nos han venido acompañando en estos XVIII años de fomento cultural y artístico lovecraftiano.
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[1] El autor es Maestro en Educación Superior por la BUAP, Coordinador Académico del colectivo filosófico-literario Óclesis. Víctimas del Artificio, escribe en diversos medios impresos y ha dirigido y conducido los programas radiofónicos Los que vigilan desde el tiempo (RadioBUAP) y Óclesis en la Radio (Universidad del Valle de Puebla).

martes, 18 de octubre de 2011

Educación… ¿de verdad ejercemos lo que aprendemos en las escuelas?

• La educación es una cuestión de Estado
Alejandro Vázquez Pozos [1]

Óclesis
Durante décadas la educación en nuestra nación se ha visto supeditada a éste mal entendido concepto de derecho, y de ahí hemos derivado en una nueva clase de lenguaje técnico en la que esta noción ha sido delegada a una franca exhortación de que la educación es una obligación para un país donde se carece de tantas cosas, pero que “vive lleno de esperanzas y de buenas voluntades”.
Y es que ciertamente, la cobertura educativa en México es hoy un reto difícil de encarar, con iguales o peores condiciones a las que se enfrentaron los fundadores de la Secretaría de Educación Pública; y que las premisas bajo las cuales fue creada esta secretaría: “cumplir con la democratización de la administración educativa, y con los postulados del Artículo Tercero Constitucional, ya que era necesaria una acción a nivel nacional, pues no bastaba con sólo declarar la educación gratuita, laica y obligatoria: se necesitaba tomar medidas para realizarla”, siguen estando vigentes. Y si bien la férrea vigilancia de José Vasconcelos, quien asumió las tareas educativas desde la perspectiva de la vinculación de la escuela con la realidad social; en su discurso de toma de posesión como rector de la Universidad afirmaba:
“Al decir educación me refiero a una enseñanza directa de parte de los que saben algo, en favor de los que nada saben; me refiero a una enseñanza que sirva para aumentar la capacidad productiva de cada mano que trabaja, de cada cerebro que piensa [...] Trabajo útil, trabajo productivo, acción noble y pensamiento alto, he allí nuestro propósito [...] Tomemos al campesino bajo nuestra guarda y enseñémosle a centuplicar el monto de su producción mediante el empleo de mejores útiles y de mejores métodos. Esto es más importante que distraerlos en la conjugación de los verbos, pues la cultura es fruto natural del desarrollo económico [...]”
A partir de estas buenas intenciones del primer titular de esta dependencia federal, podemos asumir una postura de profunda reflexión y señalar que esas promesas incumplidas no sólo recaen en las autoridades que planean, desarrollan y promueven la educación en nuestro país, sino también en nosotros, que una vez concluida la educación básica, y la universitaria —si es el caso— poco o mucho hacemos por mantenernos actualizados, por informarnos y participar activamente, desde nuestros diferentes ámbitos de acción (académico, laboral, institucional, etc.) en aquellos temas que podrían incidir en la sociedad de la que formamos parte. Y esto incluye desde dar una opinión respecto de un tema, la forma en que enseñamos en las aulas, la visión que aplicamos en los diferentes trabajos que realizamos, etc.

Las autoridades en la materia en ese tiempo apostaban que el desarrollo de una sociedad educada impulsaría el desarrollo en todos los ámbitos del país… hoy sigue siendo la misma apuesta, pero los resultados siguen siendo limitados porque todo esfuerzo será en vano mientras sean sólo unos cuantos los que se esfuercen por mejorar y trascender. Y de ahí la pregunta que da título a este artículo: usted querido lector… ¿qué tanto se preocupa por ejercer los conocimientos que le fueron transmitidos en la escuela? Y una pregunta todavía más compleja… ¿ha hecho buen uso de sus conocimientos?


[1] Sobre el autor. Alejandro Vázquez Pozos es egresado de la licenciatura en Lingüística y Literatura Hispánica de FFyL de la BUAP. de la cual fue becario, también ha sido becario de la CANIEM. Ha colaborado en diversos grupos académicos en Puebla y colabora para varios medios impresos y radiofónicos tanto a nivel estatal como nacional. Actualmente se desempeña como Coordinador Editorial de la iniciativa Óclesis. Víctimas del artificio A.C.