La risa para Kundera es sinónimo de imbecilidad, de estupidez, de negación a la razón, de retorno a nuestra animalidad. Para Aristóteles la comedia es un género menor pues no cuenta las virtudes del espíritu humano y basa su poética en la tragedia. La narrativa de Kundera pertenece al artificio de la literatura, Aristóteles, en su poética, transita por la obra de arte, como imitación de la realidad.
El domingo desperté claro y feliz con la intensión de mirar el partido de futbol, dos minutos después de recordarme mentalmente la hora del juego, sonó, impertinente y voraz, el timbre del celular de mi novia. Sólo escuché: No manches, qué mala onda. Preocupado pregunté que es lo que había sucedido. Ella respondió, se murió el Monsi.
Todo esto me llevó a pensar en la comicidad, en Kundera y Aristóteles, en el humor negro de Monsiváis y Bretón. En 1939 en París se publicó Anthologie de l`humour noir, la primera antología de humor negro cuya compilación la realizó André Bretón y están escritores como Kafka, Sade, Poe, Rimbaud, etc. A diferencia de Kundera y Aristóteles, en la antología, se aborda la risa como consecuencia del pensamiento, de la reflexión, como placer estético generado por la catarsis aristotélica que se produce en la contemplación de la obra artística. El humor negro entreteje la risa y la tragedia en las ficciones de todas estas ficciones. Pero cuando la realidad es maquillada por la pluma de un cronista de la calidad de Carlos Monsiváis, no se pude pensar en una comicidad, motivada por la imbecilidad.
Es Verdad que Monsi habló sobre muchos temas, desde literatura hasta las banalidades propias de nuestra sociedad mexicana, cómo olvidar aquellas declaraciones en las que Monsiváis abanderó a Gloria Trevi como una luchadora de las causas femeninas, pero eso sólo son declaraciones y nimiedades, pero la riqueza de su pensamiento además de estar distribuidas en los periódicos más importantes de nuestro País, está en sus libros.
Entrada libre uno de ellos, nos muestra la capacidad de organización de la sociedad mexicana ante las grandes tragedias de San Juanico y el temblor del 85´ no sin imprimir eso humor negro que siempre lo caracterizó. “Con el terremoto, Dios nos está diciendo: ésta no es tu patria, no creas que tu país es eterno, la única patria que no termina jamás es la del más allá” se lee en una declaración de un sacerdote y compilada por Monsiváis. Sobre San Juanico: “La señora de sociedad va con su peinador y le cuenta ¿Qué te pareció lo de san Juanico? ¡Qué barbaridad! Si llega a pasar en Las Lomas es una tragedia. Al contar el chiste, nadie se siente obligado a justificarse. Está claro: el choteo vale porque nos divierte”
No queda más que recomendar la lectura de este gran pensador de nuestros tiempos.
Gilberto González
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