•Miscelánea oclética 8
El arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, señaló que “creer en Dios no consiste en cómo taponar un agujero y explicar cómo unas cosas se relacionan con otras en el Universo, sino que es la creencia de que hay un agente inteligente y vivo de cuya actividad depende en última instancia todo lo que existe”, declaró el líder anglicano al diario The Times.
“La física por sí sola no resolverá la cuestión de por qué existe algo en lugar de nada”, agregó Williams.
El rabino jefe, Jonathan Sacks, señala en un artículo publicado por el mismo diario que “la ciencia trata de explicar y la religión, de interpretar. A la Biblia sencillamente no le interesa cómo se creó el Universo”.
“La ciencia desarticula las cosas para ver cómo funcionan. La religión las junta para ver que significan. Son dos empresas intelectuales distintas. Incluso ocupan diferentes hemisferios del cerebro”, señala Sacks.
El arzobispo de Westminster y primado de la Iglesia católica de Inglaterra y Gales, Vincent Nichols, dijo suscribir totalmente las palabras del rabino jefe sobre la relación entre religión y ciencia.
También el presidente del Consejo Islámico de Gran Bretaña, Ibrahim Mogra, atacó las tesis de Hawking y dijo que “si uno mira el Universo, todo apunta a la existencia de un creador que le dio origen”.
En su libro, The Grand Design, del que The Times adelantó ayer algunos extractos, Hawking afirma que las nuevas teorías científicas hacen redundante el papel de un creador del Universo.
El Big Bang, la gran explosión en el origen del Universo, fue consecuencia inevitable de las leyes de la física, argumenta el científico británico, que ha escrito el libro al alimón con el físico estadounidense Leonard Mlodinow.
Según Hawking, el primer golpe asestado a la teoría sobre la intervención de Dios en la creación del Universo fue la observación en 1992 de un planeta que giraba en órbita en torno a una estrella distinta de nuestro Sol.
En opinión del conocido astrofísico, es probable que existan no sólo otros planetas, sino también otros universos, y si la intervención de Dios era simplemente crear al hombre, esos otros universos serían perfectamente redundantes.
Para Hawking, la teoría-M, proposición que unifica las distintas teorías de las supercuerdas, es la teoría unificada con que soñaba Einstein, capaz de reconciliar la teoría cuántica, que da cuenta del mundo subatómico, con la de la gravedad, que explica la interacción de los objetos en una escala cósmica.
El biólogo y ateo militante Richard Dawkins, autor del libro El espejismo de Dios, declaró a The Times que “el darwinismo expulsó a Dios de la biología, pero en la física persistió la incertidumbre. Ahora, sin embargo, Hawking le ha asestado el golpe de gracia”.
Por el contrario, para el astrofísico y teólogo David Wilkinson, “el Dios en el que creen los cristianos es un Dios íntimamente involucrado en todo el momento de la historia del universo y no sólo en sus comienzos”.
A su vez el presidente de la Sociedad Internacional de la Ciencia y la Religión, George Ellis, rechaza el argumento expuesto por Hawking en su libro en el sentido de que la filosofía no tiene ya sentido al haber sido suplantada por la ciencia.
“La filosofía no está muerta. Todo punto de vista está imbuido de filosofía. ¿Por qué la misma ciencia merece la pena? La respuesta es filosófica y emocional. La ciencia no puede responder a la pregunta sobre sí misma”, explica Ellis.
Científicos y creyentes
Para el académico César Nombela, ex catedrático de microbiología y presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la teología es un ámbito de estudio totalmente diferente al científico, pero igualmente válido: “La ciencia puede explicar muchas preguntas propias de su competencia, pero probar la existencia de Dios es otro terreno”.
En un artículo publicado en el diario El Mundo, Nombela reconoce “aplicar la ciencia en todas las situaciones racionales; pero no es irracional creer que existe un creador que dio lugar a las mismas leyes de la naturaleza y que da respuesta a las preguntas de la existencia humana”.
Además, el científico sostiene que “el darwinismo explica la evolución, pero no excluye la existencia de un creador inicial”.
Por otra parte, Nicolás Jouvé, catedrático de genética en la Universidad de Alcalá de Henares, sostuvo que no cree que Stephen Hawking realice conclusiones novedosas sobre el origen de la materia y el tiempo, y añade que “el ser humano tiene que resolver sus preguntas. La existencia de Dios es un tema intratable científicamente”.
Las reacciones de diferentes grupos religiosos en Reino Unido ante las declaraciones de Stephen Hawking, acerca de que Dios no creó el Universo no se hicieron esperar.
El arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, señaló que “creer en Dios no consiste en cómo taponar un agujero y explicar cómo unas cosas se relacionan con otras en el Universo, sino que es la creencia de que hay un agente inteligente y vivo de cuya actividad depende en última instancia todo lo que existe”, declaró el líder anglicano al diario The Times.
“La física por sí sola no resolverá la cuestión de por qué existe algo en lugar de nada”, agregó Williams.
El rabino jefe, Jonathan Sacks, señala en un artículo publicado por el mismo diario que “la ciencia trata de explicar y la religión, de interpretar. A la Biblia sencillamente no le interesa cómo se creó el Universo”.
“La ciencia desarticula las cosas para ver cómo funcionan. La religión las junta para ver que significan. Son dos empresas intelectuales distintas. Incluso ocupan diferentes hemisferios del cerebro”, señala Sacks.
El arzobispo de Westminster y primado de la Iglesia católica de Inglaterra y Gales, Vincent Nichols, dijo suscribir totalmente las palabras del rabino jefe sobre la relación entre religión y ciencia.
También el presidente del Consejo Islámico de Gran Bretaña, Ibrahim Mogra, atacó las tesis de Hawking y dijo que “si uno mira el Universo, todo apunta a la existencia de un creador que le dio origen”.
En su libro, The Grand Design, del que The Times adelantó ayer algunos extractos, Hawking afirma que las nuevas teorías científicas hacen redundante el papel de un creador del Universo.
El Big Bang, la gran explosión en el origen del Universo, fue consecuencia inevitable de las leyes de la física, argumenta el científico británico, que ha escrito el libro al alimón con el físico estadounidense Leonard Mlodinow.
Según Hawking, el primer golpe asestado a la teoría sobre la intervención de Dios en la creación del Universo fue la observación en 1992 de un planeta que giraba en órbita en torno a una estrella distinta de nuestro Sol.
En opinión del conocido astrofísico, es probable que existan no sólo otros planetas, sino también otros universos, y si la intervención de Dios era simplemente crear al hombre, esos otros universos serían perfectamente redundantes.
Para Hawking, la teoría-M, proposición que unifica las distintas teorías de las supercuerdas, es la teoría unificada con que soñaba Einstein, capaz de reconciliar la teoría cuántica, que da cuenta del mundo subatómico, con la de la gravedad, que explica la interacción de los objetos en una escala cósmica.
El biólogo y ateo militante Richard Dawkins, autor del libro El espejismo de Dios, declaró a The Times que “el darwinismo expulsó a Dios de la biología, pero en la física persistió la incertidumbre. Ahora, sin embargo, Hawking le ha asestado el golpe de gracia”.
Por el contrario, para el astrofísico y teólogo David Wilkinson, “el Dios en el que creen los cristianos es un Dios íntimamente involucrado en todo el momento de la historia del universo y no sólo en sus comienzos”.
A su vez el presidente de la Sociedad Internacional de la Ciencia y la Religión, George Ellis, rechaza el argumento expuesto por Hawking en su libro en el sentido de que la filosofía no tiene ya sentido al haber sido suplantada por la ciencia.
“La filosofía no está muerta. Todo punto de vista está imbuido de filosofía. ¿Por qué la misma ciencia merece la pena? La respuesta es filosófica y emocional. La ciencia no puede responder a la pregunta sobre sí misma”, explica Ellis.
Científicos y creyentes
Para el académico César Nombela, ex catedrático de microbiología y presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la teología es un ámbito de estudio totalmente diferente al científico, pero igualmente válido: “La ciencia puede explicar muchas preguntas propias de su competencia, pero probar la existencia de Dios es otro terreno”.
En un artículo publicado en el diario El Mundo, Nombela reconoce “aplicar la ciencia en todas las situaciones racionales; pero no es irracional creer que existe un creador que dio lugar a las mismas leyes de la naturaleza y que da respuesta a las preguntas de la existencia humana”.
Además, el científico sostiene que “el darwinismo explica la evolución, pero no excluye la existencia de un creador inicial”.
Por otra parte, Nicolás Jouvé, catedrático de genética en la Universidad de Alcalá de Henares, sostuvo que no cree que Stephen Hawking realice conclusiones novedosas sobre el origen de la materia y el tiempo, y añade que “el ser humano tiene que resolver sus preguntas. La existencia de Dios es un tema intratable científicamente”.
Publicado en Milenio, sábado 04 de septiembre de 2010, p. 29